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Mostrando las entradas de agosto, 2013

Purgatorio.

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A veces me da por querer ser, ese ingenuo feliz que antes fui, ser ese que creía en los conceptos del amor, de la pasión y las personas. Me es difícil creer, me es difícil confiar y lo que más me duele, me es difícil amar. Esta desconfianza, esta dificultad me aleja, me envenena de soledad y me abruma. Quisiera conocer el momento exacto en que me convertí en el monstruo que soy. Ese que lleva su soledad a cuestas, a donde quiera que vaya, como si fuera cosa propia. Y sin embargo esta mañana al salir a la calle revisé mis bolsillos frente a la puerta, de rutina, llaves, teléfono, dinero y mi soledad en la cartera, apenas lo necesario para cumplir con el día, lo demás, poco y mucha, se quedó en casa. No importa si quisiera o no ser feliz, la verdad es que no lo intento, existen cosas que me preocupan más; si para la gente la soledad es un infierno, entonces ¿existe un paraíso para los que nos da igual?