Para Melissa
Me es cansado buscar a través de tantas calles, avenidas, calzadas y callejones la sombra de tu cuerpo. Sueño con el fantasma de tu voz, me gusta imaginar el tono y el timbre de la melodía de tus palabras, de la sinfonía de tu aliento. Me atrevo a soñarte de día, al caer la noche y cuando mi mente acomplejada del ensueño no tiene algo en extremo importante. Tengo los pies en la tierra, comprendo que todo esto es unilateral, que soy sólo yo quien pone la mente en las nubes. Pero sabes, no me importa, he pasado por mucho, por tanto, que el ilusionarme contigo es de alguna manera terapéutico. Eres la prueba de que puedo querer, porque te quiero sinceramente, eres un pedacito de cielo que vino a caer en este lugar, y eres para mi, como lo dijo un personaje de mi gusto culposo del cine, mi nuevo sueño. Mentiría si te dijera que no espero nada, que todo esto lo hago por altruismo o por desahogar mi alma atormentada, pero todo eso serian mentiras; La vi