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Mostrando las entradas de septiembre, 2013

Tus ojos.

Hurgando por ahí en las antigüedades del recuerdo uno se encuentra este tipo de cosas que le hacen tener ganas de tantas cosas y al final de ninguna concretamente, de antaño presento:  Tus ojos. Y te veo, veo tus ojos, y veo un poco más profundo, ya no eres cuerpo, no eres persona, eres “ser”, eres costumbres, eres ideales, motivos, preocupaciones, gustos, enojos, ilusiones, esperanzas, y un sinfín de emociones más. Parpadeo y todo se reduce a tu sonrisa, a tu respiración y a nuestra platica interminable, ese es mi presente, como me gusta estar, aquí junto a ti, sosteniendo tu mano, y charlando sin parar. Un parpadeo más, de alguna manera sé que, tú también exploras más allá del fondo de mis ojos, ventanas siempre abiertas cuando tú las quieres mirar. Sé que también descubres, mil y un cosas, curiosidades, interrogantes, complejidades y excentricidades, mi montón de cachivaches culturales al que tanto me aferro. Una sonrisa esc

En vela.

He pasado más de mil noches en vela pensando en tus huesos, en la carne y la piel que los reviste y en tu pelo que adorna tu caminar. Jamás mis ojos te han visto desnuda pero para mi mente no es obstáculo, incluso he dibujado tu silueta bajo mis párpados para verte cuando cierro los ojos. El problema de soñarte por las noches, es que mis mañanas siguen siendo frías y mis tardes tan aburridas como acostumbran; la ausencia de tu esqueleto cala en el mio. En el mundo ideal de mis sueños el sol mendiga caridad en las iglesias porque tu mirada alumbra mas que tu piel, las flores te miran envidiosas al pasar pues su perfume no es nada después del tuyo, ha estallado una huelga de las aves del mundo porque no hay melodía que iguale el sonido de tu voz; y claro está, en ese mundo ideal tú y yo caminamos de la mano. Entonces despierto y la realidad inmisericorde me recibe como un balde de agua fría, con un omnipotente sol en lo alto, unas flores indiferentes a la gente,