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Mostrando las entradas de septiembre, 2014

MXP14

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Este cuento lo quiero dedicar a la estimada señorita Laura Bedolla, quien me hizo recordar que antes de poderme autodenominar escritor, debo conseguir que otros me denominen como tal, que debo no dejarme dominar por el ego y que aunque escuche muchos "¡Muy bien, eso estuvo excelente!", no es sino los "Esperaba algo más", "Puedes hacerlo mejor", lo que nos ayudan a poner el esfuerzo necesario para dar siempre lo mejor sin caer en las quimeras de los elogios, para ella y para ustedes: MXP14. Nuestra historia comienza muy lejos de aquí, aproximadamente a ciento cuarenta y nueve millones quinientos noventa y siete mil ochocientos setenta kilómetros de donde usted está leyendo estas líneas hace veintiocho años, seis meses, doce días, ocho horas con cuarenta y dos minutos y siete segundos el cometa Halley atravesaba el cinturón de asteroides. La gigantesca mole de hierro, hielo y roca ejercía su fuerza gravitacional sobre los millones de fragmentos de roca

Embustero

No pequeña, aquí no has de encontrarte, no aquí, en éste corazón que no es tu casa, que no es refugio ni bastión de tus anhelos, no has de encontrar amor entre mis brazos, hallarás arte, pasión y besos, pero no amor. ¿Qué objeto tendría engañarte? te digo la verdad en éstas líneas francas, no con afán de lastimarte, sino de liberarte, de dejarte ir, que vueles y que entiendas que a veces, las personas llegan a ser parte de tu historia, pero no de tu destino. Eres libre de odiarme, de despreciarme y de desearme todos los males del mundo, sé que lo merezco, por embustero, por no poder quererte de la misma manera, porque el amor aun me sabe amargo. Dirás que no tienes la culpa de ello, y tendrás la razón, sin duda alguna, pero en el alma la razón no manda, y es imposible encender las luces que alguien más dejó apagadas. Lo cierto es que no me parece justo, es tenerte sentada a la puerta de mi vida cuando yo mismo no tengo la llave,

Vasijas.

Estábamos ahí uno al lado del otro, como siempre que meditamos o como siempre que aprendo a hacerlo bien, yo con el pants con que suelo sentirme a gusto para hacerlo, él con el Bhikkhu que lo identifica como monje. en un momento dado interrumpió el mantra y me pregunto sin abrir los ojos, sin moverse siquiera, manteniendo el loto e instándome a hacer lo mismo, - ¿Si pudieses pedir perdón a todos aquellos que has lastimado, lo harías? - Por su puesto que sí- dije - ¿Por qué? - Pues porque quiero reparar el daño que he hecho. Apenas acabé de decir esto, me miro, sonrió y me dijo: Tu intención es buena, pero estás equivocado, que les pidas perdón no va a reparar los daños, las palabras no tienen peso, las palabras no reconfortan si no vienen acompañadas de compasión, tú dices que quieres el perdón de aquellos que lastimaste, pero solamente eso, y eso no basta, no hay que olvidar el primer precepto, la vida es incompleta e insatisfactoria, esto no quiere decir que te olvides por com

Crush.

Papel y lápiz en mano y me dispongo a escribir, ¿de qué tratarán mis versos esta noche? de la vida, porque el amor está lejos, está ausente, está caro o es evidente que aún no lo encuentro. Puedo escribir de la envidia sana que siento, cada vez que me encuentro a esos conocidos que llevan juntos por años y yo quisiera algo así, pero claro es una envidia sana, toda saludable, como pensar “ojala se ahogaran en agua mineral”. Puedo escribir que tengo la certeza de que los años, más que los daños, no pasan en vano, y si bien la vida no me ha tratado tan mal, hay evidencias, de que al menos fisiológicamente me hago viejo, ¡cualquier comida copiosa y me estoy durmiendo! Puedo escribir los versos más tristes, pero sería plagio y estaría ya muy repetido, así que me abstendré de cosas como esas mejor plasmo en el papel el hecho de que llevo dos días medio atontado por alguien. Y sí, estoy atontado por una mujer, a quien vi por espacio de no más

Me gusta este gobierno.

Me gusta este gobierno, no enteramente, pero no esta tan mal de vez en cuando, aunque los dirigentes sean idiotas, aunque estén vendiendo al país a pedazos. Me gusta este gobierno, aun cuando mes con mes nos jode con un gasolinazo, que me afecta aunque yo sea de a pie, pues encarece la comida y la cerveza. Supongo que me sigue gustando aunque no tengo el inmenso salario de un senador o los privilegios de un diputado, sólo soy una parte de quien paga las cuentas. Le encuentro sentido al gobierno cuando veo las iglesias llenas y las bibliotecas vacías, y en esas ocasiones le hallo gracia a las miserias del salario mínimo. Somos un pueblo que clama más por comida que por dignidad, que se conforma con una torta o con quinientos pesos en vez de una vida decente y consciente. Toda una vida les enseñan a no pensar, porque pensar es peligroso, les dicen, desde pequeños, iglesia y gobierno trabajan juntos, creando una nación de ovej

Oda a la indiferencia.

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Meh, meh meh meh meh Meh meh meh meh... Meh meh meh meh Meh meh meh meh meh Pff nha, meh meh meh Meh meh. ¡Meh meh meh! Meh meh, meh meh, ¿meh meh me meh meh meh meh meh? Meh...

Me gustas.

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Me gustas, sólo eso, hay otras mujeres en el mundo, pero ninguna es como tú, ninguna brilla entre todas ellas con una sonrisa de colores resaltando sobre los negros y los grises de otros ojos sin vida  propia. Me gusta tu mirada, sólo eso, esos tus ojos cuál fuego que me quema por dentro, que enciende aquellas luces que llevaba desde hace tiempo apagadas; que sirve de puente entre nuestras almas, entre nuestros deseos. Me gusta tu sonrisa, sólo eso, podría escribir odas, óperas, antologías completas que trataran del misterio que se esconde detrás de la maldad que ocultas en ella, de lo que causas en mi cada vez que te muerdes los labios. Me gusta tu voz, sólo eso, no hay mejor música que haya escuchado jamás, que la melodía de tus palabras, de tu tímida risa, de tus suspiros que cortan el aire, del escalofrío que me recorre la espalda con tus gemidos, con cada uno de tus "te quiero". Me gusta tu nombre, y nada más, hay infinidad de nombres en el mundo, y sól

Congelatore.

Tengo el corazón congelado metido ahí en el congelador, entre un bote de helado de chocolate y unas alitas que jamás me terminé. Está ahí por muchas razones, quizás porque estoy cansado de volver a empezar, quizás porque no sé que hacer de mi tiempo, o tal vez porque no quiero sucumbir a la necesidad. Ya ni sé que es querer, la verdad es que no lo intento, pasa la vida, pasa el tiempo y pasan las personas y sigo aquí, inamovible, estoico, inmutable. No hay a quien culpar de esto mas que a mi, a mi y a mi terquedad de iluso apasionado, decía Gardel que autor que escribe de amor, de tanto amor se confunde... Tengo el corazón congelado y en ocasiones extraño sentir calor, pasión, deseo, luego recuerdo lo cortante que es el desamor, la impotencia de no saber de que "tenemos que hablar" y el vacío del silencio a la espera de una llamada. No, no quiero más de eso en mi vida, mi corazón seguirá congelado para no sentir dolor, hasta que llegue un día, en que la