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Mostrando las entradas de 2014

De montañas y precipicios.

Quienes me conocen bien, no me dejarán mentir, y para quienes no me conocen, se los he de decir. Desde un tiempo a éstas fechas tengo la sensación de ser un hombre pequeño, de no dar la talla, de que todo cuanto hago es efímero y sin sentido. Es posible que sea una falta de algún neurotransmisor en mi cabeza, de esos que terminan en "nina", o que todo llega en el momento apropiado; pero hace muy poco en realidad, ha nacido en mi algo nuevo, hablo de ésta necesidad de ser grande. Recuerdo que hace tiempo, no tanto en verdad, siendo más ingenuo y aun creyendo en el destino, me gustaba fantasear con que estaba destinado a lograr algo grande, algo que era la razón única y universal que validara mi existencia. Luego pasó el tiempo, vinieron los años, uno tras del otro incesantes, indiferentes, dejé de creer en muchas cosas, me hice más lógico, más apegado a la razón y a las pruebas, por consiguiente, concluí qué el destino es la mayor farsa de todos l

Con ojos de ayer.

Fue una noche fría de diciembre, recordé que te quería, viajé al pasado, te vi de nuevo como antes, como nunca y como siempre.    Te recordé en el momento de no conocerte cuando tu voz no tenia voto ni valor en mi vida, y sin querer te ame. Ame no conocerte, no conocer tus reacciones, tus rutinas ni tus manías; y desee conocerte, nació en mí ese deseo. Volví a mi tiempo y a mi espacio, a donde viajo mientras escribo, mi mente se ofuscó y quiso olvidar lo que sentía por ti, pero en el fondo siempre existió, como un sueño repetitivo, un paradigma loco en una máquina, o un fantasma en mi memoria. Te ame sin saberlo, sin que tú lo supieras, empecé por extrañarte sin tu permiso, por saber lo que es la soledad  de tantos años sin verte. Te ame sin quererlo, sin decírselo a nadie, así como se aman las cosas eternamente, en silencio y con ayuda de la noche, con un café en la mano y el alma sobre el escritorio.

Gilberto.

Gilberto Sampedro no podría ser llamado una persona normal desde mucho tiempo atrás, no, tampoco es que tuviera dones especiales, ni levantaba camiones con un brazo, ni mataba toros rompiéndoles el cuello ni podía llevar al éxtasis a las mujeres con sólo pronunciar la palabra “córrete”, no, lo que lo hacía especial y único era que el hombre no envejecía, a sus treinta años recién cumplidos Gilberto se seguía viendo como cuando tenía dieciocho, la misma cara de niño, disimulada a veces por la barba para no desentonar, tenía el mismo torso delgado y a pesar de hacer ejercicio seguía viéndose como antes, joven radiante. Gilberto era el asombro de sus contemporáneos, también era la envidia de sus contemporáneas pues todas ellas desearían verse como cuando tenían dieciocho, por estas razones espiaban al pobre hombre siempre y a toda hora que podían, le espiaban por si compraba algo inusual en la farmacia, o si encargaba algo especial por correo, algunas incluso se arriesgaron a espiarlo an

Réquiem por la otra tú.

Tú no eres tú. Y no, no es filosofía barata, ni esas estupideces esotéricas que hay cada idiota que se cree. No, lo digo por lo que veo en ti, mejor dicho, por lo que ya no veo en ti, no te reconozco, no sé si eres tú, bien podrías ser otra mujer cualquiera, otra con tu cara, tu pelo, tu risa. O podría ser que a tu cuerpo le extrajeron el alma con un bisturí, le cosieron la de ésta mujer hueca y la verdadera tú está sola, pasando frío, metida en formol, un alma en la repisa ignorada del laboratorio de algún loco. Me duele ver a ésta que dice ser tú. duele verla bailar, verla reír, duele que no seas tú en realidad, me dueles y te extraño. Extraño nuestras tardes, nuestras risas, esas que sí tenían sabor a ti, te extraño, mil veces te extraño y esta mujer que se parece a ti, finge tener tu mirada, pero miente, basta un instante para notar que en sus ojos falta brillo, pues sus ojos son opacos, grises, muertos, no son ojos color paraíso como los tuyos. Au

Del frío.

Creo que nadie puede recordar la primera vez que sintió frío, quizás porque éramos demasiado pequeños, quizás porque no le dimos importancia, o porque no entendíamos que pasaba. La primera vez que sentimos frío, fue el instante mismo de venir al mundo, eso, el frío, fue la carta de presentación con que el mundo nos recibía, un gélido abrazo y un presagio de cómo funcionarían las cosas. Porque el mundo es frío y puedo decirlo sin temor a equivocarme, aunque poco puedo yo saber al respecto, hemos de preguntar a los sin voz, a los sin techo, a aquellos que duermen bajo un mísero pedazo de papel o cartón en la banca de un parque. Pero no sólo está el frío de los elementos, lo que más víctimas cosecha en las heladas es el frío de los corazones de aquellos, que viendo sufrir al desvalido miran a otro lado, incapaces de sentir la más mínima compasión por él, por un hombre cualquiera, por un “Don Nadie”.                                  

Esto NO es una entrada en el blog (Minerva).

Pues nada que no voy a publicar por un tiempo. No es que no tenga qué  publicar, sino que estos próximos tres meses vuelven a ser los más cansados del año, de entrada es fin de año y la carga laboral aumenta en el rubro de servicios y alimentos, ya sea porque el frío le da pereza a la gente o porque los paisanos y los pochos vienen del vecino país del norte, se hace más difícil tener energía para publicar. Aunado a eso, estoy trabajando en un proyecto grande, mi novela, que a pesar de traer dando tumbos en mi mente por años por fin tiene un arco argumental lo suficientemente solido como para que yo piense que por fin estoy listo para escribirla. Escribir una novela no es tarea sencilla, a diferencia de leerla que es de lo más sencillo del mundo, requiere planificación, dedicación y una atención desmesurada, ¿ya dije alguna vez que ser escritor es tan cansado como ser dios? Otro motivo por el que no me es factible sentarme en el banquillo de redactor y editor es que inicio con la odise

De locuras y sin sentidos.

Si un día me preguntasen "¿cómo es que la conocí?" no sabría qué responderles, porque yo mismo no lo sé. Sólo recuerdo que llegó de la nada una noche, como esa brisa de la tarde cuando sientes que no puedes más, le dio a mi vida un respiro y me hizo sonreír. No está de más decir que pocas veces nos vimos en persona, pero si me es posible resumir esas veces en una palabra, la única con la que puedo relacionarlo es con "embeleso", la recuerdo a ella tan perfecta, como recuerdan los viejos los tiempos de sus antiguas glorias, la recuerdo tan cálida, como los hombres solitarios recuerdan el abrazo de una madre y por sobre todo la recuerdo tan libre, como los hombres no son capaces de concebir la libertad. No es que ella fuera el amor de mi vida, puede que fuera algo más que eso, quizás fuera el amor de mi próxima vida a quien he encontrado aquí como promesa del después, o también fuera el amor de mi vida anterior, quién sabe si aún a pesar de la mue

Calavera a Gin...

Andaba rondando la muerte catrina, en el geriátrico buscando a Georgina, ¿dónde te escondes pequeña enfermera? dijo la muerte buscando a la güera. Mientras Gina escondida tras los viejitos le sacaba a la flaca que le hacia ojitos. "venga mujer que no encontrarás varón mas tieso ni más gallardo que esta flaca con sus huesos". La muerte insistente era sin duda y en sus cinco minutos a Gina dejó sin ayuda, "no hay pasión más urgente ni movida qué la que seguro te quita la vida". Le decía la huesuda susurrando mientras al cuarto la iba empujando. Consumado el acto, cual ladrona, fumando un cigarro salió la pelona. Pobre Gina quien lo hubiera creído que luego del monumental acostón el siguiente lugar que habría ido fuera que la enterraran al panteón.

MXP14

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Este cuento lo quiero dedicar a la estimada señorita Laura Bedolla, quien me hizo recordar que antes de poderme autodenominar escritor, debo conseguir que otros me denominen como tal, que debo no dejarme dominar por el ego y que aunque escuche muchos "¡Muy bien, eso estuvo excelente!", no es sino los "Esperaba algo más", "Puedes hacerlo mejor", lo que nos ayudan a poner el esfuerzo necesario para dar siempre lo mejor sin caer en las quimeras de los elogios, para ella y para ustedes: MXP14. Nuestra historia comienza muy lejos de aquí, aproximadamente a ciento cuarenta y nueve millones quinientos noventa y siete mil ochocientos setenta kilómetros de donde usted está leyendo estas líneas hace veintiocho años, seis meses, doce días, ocho horas con cuarenta y dos minutos y siete segundos el cometa Halley atravesaba el cinturón de asteroides. La gigantesca mole de hierro, hielo y roca ejercía su fuerza gravitacional sobre los millones de fragmentos de roca

Embustero

No pequeña, aquí no has de encontrarte, no aquí, en éste corazón que no es tu casa, que no es refugio ni bastión de tus anhelos, no has de encontrar amor entre mis brazos, hallarás arte, pasión y besos, pero no amor. ¿Qué objeto tendría engañarte? te digo la verdad en éstas líneas francas, no con afán de lastimarte, sino de liberarte, de dejarte ir, que vueles y que entiendas que a veces, las personas llegan a ser parte de tu historia, pero no de tu destino. Eres libre de odiarme, de despreciarme y de desearme todos los males del mundo, sé que lo merezco, por embustero, por no poder quererte de la misma manera, porque el amor aun me sabe amargo. Dirás que no tienes la culpa de ello, y tendrás la razón, sin duda alguna, pero en el alma la razón no manda, y es imposible encender las luces que alguien más dejó apagadas. Lo cierto es que no me parece justo, es tenerte sentada a la puerta de mi vida cuando yo mismo no tengo la llave,

Vasijas.

Estábamos ahí uno al lado del otro, como siempre que meditamos o como siempre que aprendo a hacerlo bien, yo con el pants con que suelo sentirme a gusto para hacerlo, él con el Bhikkhu que lo identifica como monje. en un momento dado interrumpió el mantra y me pregunto sin abrir los ojos, sin moverse siquiera, manteniendo el loto e instándome a hacer lo mismo, - ¿Si pudieses pedir perdón a todos aquellos que has lastimado, lo harías? - Por su puesto que sí- dije - ¿Por qué? - Pues porque quiero reparar el daño que he hecho. Apenas acabé de decir esto, me miro, sonrió y me dijo: Tu intención es buena, pero estás equivocado, que les pidas perdón no va a reparar los daños, las palabras no tienen peso, las palabras no reconfortan si no vienen acompañadas de compasión, tú dices que quieres el perdón de aquellos que lastimaste, pero solamente eso, y eso no basta, no hay que olvidar el primer precepto, la vida es incompleta e insatisfactoria, esto no quiere decir que te olvides por com

Crush.

Papel y lápiz en mano y me dispongo a escribir, ¿de qué tratarán mis versos esta noche? de la vida, porque el amor está lejos, está ausente, está caro o es evidente que aún no lo encuentro. Puedo escribir de la envidia sana que siento, cada vez que me encuentro a esos conocidos que llevan juntos por años y yo quisiera algo así, pero claro es una envidia sana, toda saludable, como pensar “ojala se ahogaran en agua mineral”. Puedo escribir que tengo la certeza de que los años, más que los daños, no pasan en vano, y si bien la vida no me ha tratado tan mal, hay evidencias, de que al menos fisiológicamente me hago viejo, ¡cualquier comida copiosa y me estoy durmiendo! Puedo escribir los versos más tristes, pero sería plagio y estaría ya muy repetido, así que me abstendré de cosas como esas mejor plasmo en el papel el hecho de que llevo dos días medio atontado por alguien. Y sí, estoy atontado por una mujer, a quien vi por espacio de no más

Me gusta este gobierno.

Me gusta este gobierno, no enteramente, pero no esta tan mal de vez en cuando, aunque los dirigentes sean idiotas, aunque estén vendiendo al país a pedazos. Me gusta este gobierno, aun cuando mes con mes nos jode con un gasolinazo, que me afecta aunque yo sea de a pie, pues encarece la comida y la cerveza. Supongo que me sigue gustando aunque no tengo el inmenso salario de un senador o los privilegios de un diputado, sólo soy una parte de quien paga las cuentas. Le encuentro sentido al gobierno cuando veo las iglesias llenas y las bibliotecas vacías, y en esas ocasiones le hallo gracia a las miserias del salario mínimo. Somos un pueblo que clama más por comida que por dignidad, que se conforma con una torta o con quinientos pesos en vez de una vida decente y consciente. Toda una vida les enseñan a no pensar, porque pensar es peligroso, les dicen, desde pequeños, iglesia y gobierno trabajan juntos, creando una nación de ovej

Oda a la indiferencia.

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Meh, meh meh meh meh Meh meh meh meh... Meh meh meh meh Meh meh meh meh meh Pff nha, meh meh meh Meh meh. ¡Meh meh meh! Meh meh, meh meh, ¿meh meh me meh meh meh meh meh? Meh...

Me gustas.

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Me gustas, sólo eso, hay otras mujeres en el mundo, pero ninguna es como tú, ninguna brilla entre todas ellas con una sonrisa de colores resaltando sobre los negros y los grises de otros ojos sin vida  propia. Me gusta tu mirada, sólo eso, esos tus ojos cuál fuego que me quema por dentro, que enciende aquellas luces que llevaba desde hace tiempo apagadas; que sirve de puente entre nuestras almas, entre nuestros deseos. Me gusta tu sonrisa, sólo eso, podría escribir odas, óperas, antologías completas que trataran del misterio que se esconde detrás de la maldad que ocultas en ella, de lo que causas en mi cada vez que te muerdes los labios. Me gusta tu voz, sólo eso, no hay mejor música que haya escuchado jamás, que la melodía de tus palabras, de tu tímida risa, de tus suspiros que cortan el aire, del escalofrío que me recorre la espalda con tus gemidos, con cada uno de tus "te quiero". Me gusta tu nombre, y nada más, hay infinidad de nombres en el mundo, y sól

Congelatore.

Tengo el corazón congelado metido ahí en el congelador, entre un bote de helado de chocolate y unas alitas que jamás me terminé. Está ahí por muchas razones, quizás porque estoy cansado de volver a empezar, quizás porque no sé que hacer de mi tiempo, o tal vez porque no quiero sucumbir a la necesidad. Ya ni sé que es querer, la verdad es que no lo intento, pasa la vida, pasa el tiempo y pasan las personas y sigo aquí, inamovible, estoico, inmutable. No hay a quien culpar de esto mas que a mi, a mi y a mi terquedad de iluso apasionado, decía Gardel que autor que escribe de amor, de tanto amor se confunde... Tengo el corazón congelado y en ocasiones extraño sentir calor, pasión, deseo, luego recuerdo lo cortante que es el desamor, la impotencia de no saber de que "tenemos que hablar" y el vacío del silencio a la espera de una llamada. No, no quiero más de eso en mi vida, mi corazón seguirá congelado para no sentir dolor, hasta que llegue un día, en que la

Veinticuatro otoños grises.

Han pasado veinticuatro otoños grises desde la tarde de aquel en que vine al mundo. Entre sangre y gritos vine, entre el dolor de mi madre, entre la angustia de mi padre y la fiesta de un pueblo. He vivido bien, mejor de lo que alguien con mi estampa habría pensado que se podía vivir, pero lo he desperdiciado, mucho de todo ello se ha perdido y mucho más he encontrado, no cabe aquí lugar para hablar de ganancias, aún no es hora. Fui, hace no mucho, lo que se podría calificar como imbécil, y sin pena lo digo, acostumbrado desde la cuna y el hogar a obtener sin esfuerzo, a pedir sin miramientos, cuanto mal me hice a mi mismo todos esos años. Nada es para siempre y una tarde negra lo perdí todo, la analogía de las ratas que abandonan el barco es lo más adecuado para hablar de lo que nos pasó, la soledad es la única compañía de unos bolsillos vacíos. Después de ahí, todo fue un deambular, un vagar, huir sin rumbo fijo, estuve lejos un tiempo, me rebajé, ahí donde nadie sa