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Mostrando las entradas de mayo, 2015

Deus Ex Mort (parte 1)

“ De todos los inmortales de los que eres hermana eres la más parecida a mí, por eso debo dejarlos a tu cuidado, debes hacerlos volver a mí, ellos son especiales”, la Muerte se levantó de la cama como cada ciclo solar. Una vez más había soñado con las palabras de Essa, aquellas ultimas que le dijo antes de dejarla abandonada en esta roca perdida en algún rincón del multiverso, cuidando a las no tan especiales creaturas. Ella cuidaba simples animales mientras Ya-mbar juega con seres de luz en las pléyades. Los dioses perdonen a Essa por adornar de más éste trabajo y luego no dejarle más que ese cachivatrón con el cual enviar mensajes, que estaba en desuso desde hacía siglos desde que Talidor se había puesto muy explícito en sus postales, pero al menos en ésta roca existía el café, a la muerte le encantaba el café; estaba la Muerte refunfuñando sobre su suerte cuando el cachivatrón brilló y un tubo dorado descendió por el conducto que lo conectaba a la irrealidad del multiverso, la Muer

Corazón

Isabela no tuvo una vida fácil, había quedado huérfana cuando apenas era una niña, la vida en los orfanatos está llena de privaciones, de ilusiones rotas y de un futuro incierto. Su adolescencia fue incluso más complicada, con el desarrollo de su cuerpo vienen no siempre cosas buenas, cómo solían decir las monjas, una pareja la había adoptado pero por desgracia el hombre la había violado y la mujer la había llevado a un burdel para vender su cuerpo, era imposible imaginar un ápice de felicidad en una vida como la suya. Entonces fue que conoció a Mario, él trabajaba para una organización dedicada a rescatar niños de la calle y mujeres explotadas, justo el día que, junto con policías y granaderos, irrumpió en la casa de la madama donde Isabela era ofrecida al mejor postor. Todos los implicados fueron arrestados y las mujeres llevadas a casas hogar. Mario se encargaba de visitarlas, saber que estuvieran a gusto y que aprendieran algún oficio que los alejara de la mala vida en que habí