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Mostrando las entradas de octubre, 2013

Te odio

Te odio. Y vuelvo a odiarte de nuevo, con ese odio que sólo me repite que te quiero, porque me llenas de celos, porque me dejas minutos inciertos, porque recorro la ciudad, con miedo de encontrarte probando otros besos. Hay días que te odio con ese odio, que es tan fuerte como te quiero, y el odio me hace decirte que quisiera estar muerto, que me coman gusanos, que se desgaste mi cuerpo, que te hagan sentir culpable de saberme en el infierno. Y te odio de nuevo. Y te pienso, con cuanto odio te pienso, me encanta pensarte para recordar que quiero olvidar que te estoy queriendo. Y te veo en mis sueños. Y sueño que te odio y te lo repito (ahí donde sí puedo decírtelo de frente) - te odio - te doy mis motivos, te doy adjetivos, te digo que te odio porque sigo vivo. Tal vez si muriera dejaría de odiarte, tal vez si muriera mi cuerpo estaría tranquilo y dejarías de lastimarle.

Ideario.

"Cuéntame una historia", "escribamos un libro", "me enamoré de tu cuento", "tan lindo tu poema"; ¿Cuántas han sido las frases que he oído de la voz de tantas mujeres que han hecho volar mi imaginación y dar un vuelco en el corazón?; he perdido ya la cuenta, si es que alguna vez existió alguna, pero no es ese el motivo que me induce a escribir esta tarde, creo es una pérdida de tiempo adentrarse en semejantes divagaciones, y sin embargo, ¿no es acaso una de las mejores maneras de perder el tiempo?, recordar viejas batallas, esas grandes victorias, aquellas penosas derrotas y esas heridas en el costado del enemigo que sabemos aún le duelen, al menos cuando hace frío. Recordar es volver a vivir, lo dice el proverbio popular y es tan aterradoramente cierto como para ignorarlo, sorprenderse a si mismo dentro del embeleso de bellos tiempos pasados, en el análisis critico de los errores, en la amarga contemplación de nuestras tragedias es en parte lo qu